Sombras tenebrosas


196 años observando las sombra oscuras del alma humana.
Ahí radica el poder del hombre.

Difícil, educado y anticuado Barnabas Collins nos hipnotiza con su garra.

Las escenas circulan como quien echa cartas, de un modo fascinante, y simplemente descubriendo la iconografía de una baraja no conocida nos zampamos media película sin importarnos la historia, como si fuera  el episodio piloto de una serie que tiene horas por delante para desplegar su abanico.

Y de pronto, con la urgencia del que a la mitad del metraje olvidó que en cine comercial se cuenta una historia, brota de la nada una supuesta historia de amor sin previa germinación y una especie de incidente desencadenante bastante tonto casi una hora después de lo que viene a ser habitual  y todo se precipita a trompicones de modo torpe y desconcertante.

 Por otra parte, todo se articula alrededor dos personajes: la bruja  (que parece el Dios del chiste de “A Zaragoza o al pozo”)  y el vampiro, el resto parecen secundarios con frase que no han sabido o no han tenido tiempo de dar cuerpo a su papel y que hacen breves apariciones y sueltan lineas de diálogo como siembras o promesas que luego se diluyen.

Vacía, hueca y sin norte, la segunda mitad es un despropósito completo y sin ninguna gracia que remata con un último segundo que deja bien claro que este producto audiovisual es simplemente carne de centro comercial y ni siquiera pretende ser una película.




Ellas


A medida que vas sobrepasando límites nada parece tan grave.

Primero cedes un poco porque el alquiler es muy caro y otras opciones son complicadas.

Luego te das cuenta de que tu trabajo es simple y precisamente ayudarle a traspasar esos límites que acostumbró con la esposa.

Ampliar la mente, la experiencia, expresar la libertad de saltarse una frontera y refrescarse de la animalidad de jugar con el cuerpo no conocido de una mujer sin connotaciones.

Ella no hace lo que quiere, o al menos lo que a pesar de todo no esta dispuesta a ceder, y a cambio es premiada, por lo que relaciona sacrificio con libertad económica y para ser todavía mas conductistas: sumisión con libertad.

Y una vez acostumbrada a ingresos de dinero bajo este juego cambiar de deporte no es fácil porque lo más difícil ya fue hecho.

Y poco a poco ellas llevan riendas y control, como si fueran la banca y no pudieran perder.
Aunque es solo una ilusión y por el camino se intercambian otras.

El hombre propone y ellas disponen.

Esa impostura permanente del soldado de la urbe cae rendida a lo salvaje de fornicar con hembra sin seducción previa y tan solo con juego de jugos y olores.
Y a veces se destapa lo escondido, porque a menudo los límites, como las moras, no caen de una en una ni a solas.

La cita es el escenario y la actriz que cobra el espejo donde veremos que tal estamos de ira y de tristeza.

Antes el domine era el dominador y la propia etimología era una clase social: los protagonistas, el resto eran secundarios.

Pero ¿quién protagoniza hoy las historias?, ¿las mujeres que se alquilan o los hombres arrendatarios?
¿Que vida es mas aburrida y que vida necesita mas escape?
¿Quien es esclavo de quien?

¿Están Ellas tan lejos de todo o tan solo son espejo de lo que aún esta por ver pero no nos apetece?

También son escuchadoras, es su trabajo principal, porque el hombre siempre esta hablando, aún cuando no dice nada.
Los limites tambien al hablar.
Contar lo que la mujer no deja, asuntos sobre el trabajo

Fascinada por la proyección alguien duda de la vida desde el burladero.

Ese alimento infinito de la piel que se comparte hasta que el deseo acabe.

Un amigo me dijo hace poco que creé que el París de hoy es un enorme puticlub y esto lo englobaba todo, del arte a la política.
Con filtros estamentales serios que alejan del disfrute lúdico y vital que queremos creer que fue en otra época.

En esta película se vive habiendo sido madre o siendo prostituta como si una palabra o dos pudieran condensar una vida, e intentando la exacta cocción, y el vestido perfecto para representar a la anfitriona.

Como si nos invitara a su casa al acabar de levantarse vemos la cara mas doméstica y menos glamourosa de Juliette Binoche.

La empatía con el desfavorecido y el espejo que este hace aumenta la insatisfacción vital y genera paranoia, y desde esta ansiedad uno intenta buscar bajar a la piel para beber del manantial de la vitalidad que lo mueve todo.
Pero en cosas de dos, uno no manda, si no hay sumisión, sintonía o acuerdo económico.

El relato esta configurado con extractos temporales dispersos, pero siempre adelante, con una estructura correcta.

Pero a mi la peli no me dice nà.

A pesar de la carne y el tema yo no le encuentro chicha al asunto.

La reflexión es obvia, burda y sin la sutileza y profundidad necesaria para despertar conciencia.
Es una película vacía envuelta en apariencia de cine de autor.




She monkeys (Apflickorna)

Mas que planos son pinceladas, compuestas pero sueltas.
Y yoga equino para hacerse uno con el potro, en tierra y en el agua.

Límites, juegos, peligro, apego y confusión en este experimento sin Dios que las chicas practican salpimentado con un poco de amor.

 Perdidas pero juntas, en el intento de ayudarse entre ellas sin saber ayudarse a si mismas.
De manera enfermiza los peones se distribuyen facilitando el acceso a la reina.
Con los roles desdibujados la partida se vuelve extraña y sin riendas.
Sin educador ni guía es complicado redirigir esos ratos de no-pensamiento en que de un modo semiautomático uno experimenta rendirse al instinto suelto del juguete perdido.

El condicionador conductual de clicks se entierra.
En lugar de la ley del mas fuerte se accede a la ley del mas loco.
Quien con mas fuerza impone su descentramiento mas poder se reconoce.

La película tiende una mano hacía lo irracional. Necesitado de cualquier amarre el ser se agarra a cualquier clavo, sea el que fuere. 
Hay urgencia de cualquier base y el basto campo adolescente es todo un reino emocional.

También esta la prisa de meter en la niña ínsulas de adolescente y el precipitamiento que por esto acontece.

Descolocado totalmente la película me deja a cuadros.
Un paso atrevido mas allá de los límites conocidos.

Incluso el Haneke tiene un punto doctrinal, pero esta suerte amoral sin crítica obvia ni código sencillo te empuja hacia movedizos lodos incómodos.

Así pues no puedo recomendar esta peli porque al superarme se me hace inaprensible por lo que no acierto a esgrimir análisis de intenciones ni resultados sobre este compendio.
Sin embargo la impronta que deja en la cabezota se me presenta como un caramelo de locura y bien pensado: cierta dosis desquiciada con cierta posología y sin exceder de mas la toma, quizás, como vacuna u homeopatía, lleven el pequeño veneno al que el hombre ha de acostumbrarse si quiere mantener la cordura.

Ya lo decía G. K. Chesterton en esa cita que encabezaba el libro de mi buen amigo El Persa recientemente fallecido:   “La aventura podrá ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo”



Biutiful


Con las mejores intenciones del mundo Iñarritu pone lupa en los desfavorecidos sin darse cuenta de que su objetivo es condescendiente y su miseria una vedete que muestra plumas para obtener el favor del público.
Urgar con bisturí para ver el tajo no es la manera elegante de aquella cocción impecable llamada  “Amores Perros”, este mejicano extremadamente talentoso nos acostumbró a tan inconmensurable calidad en aquella cinta que aquí le vemos el cartón y la trampa y aún reconociendo que filma como un maestro se le ve el plumero queriendo vender penita a cambio de premios y dinero, y esto se le medio perdona a los mediocres, pero no a un cineasta de primera división como este.

Mon pire cauchemar


Gracias a dos personajes ultradiferentes se establece un punto de partida muy divertido y con buen ritmo que se mantiene durante el primer tercio y parece prometer una comedia estupenda, pero luego, desgraciadamente, a medida que avanza va adentrándose hacia los cauces mas conocidos de la domesticación y la gracia se diluye en exceso hasta desaparecer.
Aunque esto no impide que sea una película entretenida con el aliciente de ver como se las arregla Isabell Huppert en una comedia.