Django desencadenado

Tarantino aborda por fin su western.
Una muela temblorosa y un punto de partida convincente ponen en marcha una película que captura la atención para no soltarla.
Venir a que os cuenten la historia de Django, un negro entre diez mil, que espoleado por el valor del que nada tiene que perder es capaz de encontrar entre disfraz y ficción la senda que inventan los libres.

Lo imposible


Filmada de un modo preciso Bayona después de bordar “El Orfanato” se atreve con una história sobre la suerte y el dolor.
Una película de encuentros y búsquedas perfectamente realizada.
Uno al verla piensa que al Spielberg se le habría ido la mano entre la megalomanía y la melancolía y que aquí sorteamos todo el peligro de este tipo de narraciones hasta caer de píe.
Así pues mi respeto y admiración a quien puede orquestar tantos elementos y conducirlos a buen puerto sin patinar.
Dicho esto y aún habiéndome entretenido todo el rato y pareciéndome una película mucho mas que correcta una vez concluido su visionado me queda un regusto vacuo y puestos a intentarme entender se me ocurre, a vueltas de la suerte y el dolor,  que el dolor es una fricción a veces insalvable pero en cualquier caso insana, así que regocijarnos en él a mi personalmente no me nutre. Y la suerte todos sabemos que es caprichosa y a veces nos encuentra y a veces nos distancia, y poco mas, así que es difícil que su tratamiento resulte interesante a no ser que seas un Woody Allen en estado de gracia perpretando su Match point.
No quiero decir que la película incida innecesariamente en el dolor, no hay morbo ni carga de tintas, solo descripción minuciosa para que entendamos la dimensión del suceso, y con ello dejar constancia de que Lo imposible a veces puede suceder.
La película consigue todo lo que pretende, y esta perfectamente realizada, tan solo que a mi no me ofrece la ración suficiente de belleza o conciencia necesaria para poder amar el film.