La carretera

Es importante llevar el fuego. En realidad es lo más importante.

Estoy muy triste y esta película no ayuda a no estarlo, pero ayuda a ver.

Es importante llevar el fuego. En realidad es lo más importante.

Cuanto mas oscuro esté el mundo, mas importante será.

La carretera es un desgarrado aullido de supervivencia. Y un canto de amor a lo poco bueno que queda.

Ya no puedo acabar las películas, por desgracia ya no soy un cinéfago. Las empiezo pero no tengo la paciencia para darles la oportunidad de demostrarme que quizás no estén tan vacías como aparentan, así que acabo pocas, y de las pocas que veo no me apetece decir nada, criticar me parece una cosa fea.

Siento que sobrevivo, que la vida es un juguete que se ha roto.

Que debería ver cosas que abran los poros y dejen entrar algo que pueda refrescar, de algún modo.

Y es extraño encontrar algo de esto en un lugar tan desolador como esta película.

La tierra abre sus entrañas para devorar al hombre, lentamente, cobrandose la agonia que ahora comparten.

La fotografía es magnífica. Lo demás, también. Es una película sobria, adulta, contenida y con escenas muy poderosas.

Sólo sé que se me ha muerto un ángel. Y me he quedado sin rumbo.

Ahora que ya no me conozco y estoy aprendiendo de nuevo a saber algo de este personaje que habito necesito películas que curen o remuevan, el resto ya ni me parece cine.

En un mundo sin corazón uno tiene que llevar el fuego. Es un regalo de los dioses, o quizás se lo robamos, pero en cualquier caso hay que protegerlo a toda costa.

Esta película lo lleva, y ¨sirve¨, aunque sea para tocar fondo, de una vez.

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