Restless


Después de Harold y Maud y El club de la lucha, que una pareja se encuentre en estas circunstancias no es novedad.
Esta la familiaridad con aquello que llamamos muerte por ser el reverso que complementa el tiempo encarnado y un cuaderno de campo para esbozos.
Se estudian las piezas del mundo donde se vive para tener una imagen completa y ver como todo depende de todo.
Durante el tratamiento escuchamos curiosidades interesantes del mundo animal.
El valor del tiempo se descubre precisamente parado igual que el valor de un pastel se descubre saboreando.

Pensar en tu funeral mientras entras en el amor y aprender cosas de los muertos para ir preparando el camino, y conocer a alguien que ya lo estuvo y lleva un fantasma con él.

El espíritu del bosque le regala la luz que permite ver.
Y es que amar es tratar de compartir lo bello.

Dos seres que se entregan mientras se hunde el barco.
Amar es descubrir juntos.

El amor te hace feliz, y esto a veces se olvida.
Es un termómetro perfecto: si la/lo quieres, te hará vivir.
Si te hunde, es solo apego.

Pondrás el ánimo en cometa, aunque el cuerpo no acompañe.

Tu vida es tu envergadura.
Las alas abiertas le dan dimensión a la vida.
Desplegar el ánimo, el mucho o el poco que quede, y trabajar con el.

Los pájaros cantan de alegría de estar vivos.

La calma de la chica que se ha vuelto sabia y la confusión del chico que ya se ha perdido.

Disfrutar de la mirada de esta chica enamorada.

-Ojalá pudiera hacer que fuera primavera, o algo mejor.
-Hiciste lo suficiente

Como en “Leaving las Vegas” el amor también es soltar, porque nada que se ame se puede retener contra natura.

En las antípodas de la sensiblería la sencillez se abre paso en este hermoso camino de la carne al infinito.

Una película frágil, como esbozada, que a algunos sabrá a poco.
Como un fundido que con una sonrisa se diluye en la inmensidad.





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