La escafandra y la mariposa

La curación real siempre es natural y por tanto: cosa lenta.

El paciente se llama así porque ha de tener paciencia.

Es fácil que uno se despaciencie al principio de la peli, porque la verdad es que el experimento se las trae y en principio echa para atrás. Así que concedámosle a la peli 12 minutos de tregua (2 mas que de costumbre) antes de levantarnos del cine o parar el DVD.


El síndrome Locked-in, es decir: anclado. Anclado en el infierno. El infierno es una carta de ajuste y no poder quitarle voz. Pero aparecen ángeles al rescate, con forma de mujer y una tabla de letras.


El trabajo del protagonista es aprender a ser un espectador pero la única fuerza que puede animar esto es la esperanza por poder dejar de serlo.


Esto es un Mar Adentro experimental con vuelo incluido. Y es precisamente es en esos vuelos, en esa capacidad de soñar, donde la película despega, justo donde se hundía Amenabar con su teleñeco postrado.


Lo que ve detrás de su escafandra es hermoso gracias a sus vuelos y de regalo Tom Waits en la playa.


En el balcón de Cinecitta hoy se proyecta “Mi ojo izquierdo” y “Cuando Johnny cogió su alfabeto de escribir” y la moraleja hermosa y a la vez desoladora de la peli es que la vida mientras sea vida, hay que vivirla, hasta que uno se apague por completo o sienta que ya no puede mas.



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