She monkeys (Apflickorna)

Mas que planos son pinceladas, compuestas pero sueltas.
Y yoga equino para hacerse uno con el potro, en tierra y en el agua.

Límites, juegos, peligro, apego y confusión en este experimento sin Dios que las chicas practican salpimentado con un poco de amor.

 Perdidas pero juntas, en el intento de ayudarse entre ellas sin saber ayudarse a si mismas.
De manera enfermiza los peones se distribuyen facilitando el acceso a la reina.
Con los roles desdibujados la partida se vuelve extraña y sin riendas.
Sin educador ni guía es complicado redirigir esos ratos de no-pensamiento en que de un modo semiautomático uno experimenta rendirse al instinto suelto del juguete perdido.

El condicionador conductual de clicks se entierra.
En lugar de la ley del mas fuerte se accede a la ley del mas loco.
Quien con mas fuerza impone su descentramiento mas poder se reconoce.

La película tiende una mano hacía lo irracional. Necesitado de cualquier amarre el ser se agarra a cualquier clavo, sea el que fuere. 
Hay urgencia de cualquier base y el basto campo adolescente es todo un reino emocional.

También esta la prisa de meter en la niña ínsulas de adolescente y el precipitamiento que por esto acontece.

Descolocado totalmente la película me deja a cuadros.
Un paso atrevido mas allá de los límites conocidos.

Incluso el Haneke tiene un punto doctrinal, pero esta suerte amoral sin crítica obvia ni código sencillo te empuja hacia movedizos lodos incómodos.

Así pues no puedo recomendar esta peli porque al superarme se me hace inaprensible por lo que no acierto a esgrimir análisis de intenciones ni resultados sobre este compendio.
Sin embargo la impronta que deja en la cabezota se me presenta como un caramelo de locura y bien pensado: cierta dosis desquiciada con cierta posología y sin exceder de mas la toma, quizás, como vacuna u homeopatía, lleven el pequeño veneno al que el hombre ha de acostumbrarse si quiere mantener la cordura.

Ya lo decía G. K. Chesterton en esa cita que encabezaba el libro de mi buen amigo El Persa recientemente fallecido:   “La aventura podrá ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo”



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