Ágora

Sólo hay dos tipos de películas: las que adormecen y las que despiertan.
Las que adormecen la conciencia y las que despiertan la conciencia.

Tesis era el examen final con el que Amenabar se lanzaba al largo, una peli de miedo que utilizaba una trama snuffmovera para contar el morbo, el autoengaño y la hipocresía que se esconde detrás de las manos entreabiertas de una adolescente a la que le pones un porno y dice: no, yo no la quiero ver y se tapa los ojos pero mira entre los dedos. Es una peli también sobre Nieves Herrero y su ejercito extraterrestre de sádicos informantes que hurgan con el micro a modo de bisturí buscando pus o lágrimas.

Abre los ojos era una peli de ciencia ficción donde al igual que le pasaba en el tramo final a Tesis el guión jugaba a marear al espectador sembrando pistas buenas y falsas y resultando un tanto engañatifoso. Sin embargo la peli era entretenida y en realidad era una fábula sobre Maya y sobre la terrible y grandísima verdad de que el infierno la mayoría de las veces nos lo fabricamos nosotros mismos.

Los Otros era un cuento gótico supuestamente de terror pero que detrás de su final Shylamanero escondía un mensaje mucho mas profundo y valioso: que cuanto mas perdido esta un ser humano con mas fuerza se agarra a un atajo creencias, ya sean estas las católicas, las nazis o las que sean. También alertaba de la utilidad de revisar los programas mentales cada cierto tiempo, no vaya a ser que nos estemos medicando o protegiendo contra una enfermedad o malestar que realmente se quedó en el pasado y ahora ya no sufrimos.

Así pues estas tres películas son pelis que despiertan, que abren los ojos y por tanto la conciencia. Películas con un tema debajo de la trama que eleva el entretenimiento a entretenimiento digno.

Que un ser humano debe ser tratado como adulto siempre que él lo desee, en cualquier circunstancia, y que si uno decide abandonar esta función debe poder hacerlo libre y serenamente se me presenta una obviedad tremenda.
Así que Mar Adentro que aparentemente parece ir de un tetrapléjico que quiere morir en realidad va de un cineasta que una vez dominadas las reglas de un genero decide pasar a otro y afrontar el drama del mismo modo, esto es: coger un tema que de pena en lugar de uno que de miedo y dedicarse a rescatar situaciones y por tanto escenas que den pena o emocionen para alicatar el camino con el que acompañar a este hombre en su cama o en su silla de ruedas. Pero es que la esencia del drama es empatizar de manera natural con las emociones de los personajes y esto se consigue normalmente con un puchero mas que con una fórmula matemática.
Mar Adentro me pareció una mala peli, con momentos muy infantiles y resultones narrativamente como la conversación entre el cura y San Pedro a través de las paredes o el momento MacGyver de construcción del carro.
Además tenia algunas imágenes-pastel, falsas y cursis, como esa ventana que no se la cree ni su padre a través de la que miran el mar. Pero al margen de momentos concretos como por ejemplo la primera vez que el prota hace enfadar a Lola Dueñas que dramáticamente esta muy mal resuelto recuerdo sobre todo la sensación a nivel de piel de estar viendo una peli sucia y molesta.
Al final la peli resultó una jugada muy ingeniosa para ganar premios, prestigio y dinero, ya que Amenabar había pasado a ser productor y al hacer una peli en una habitación y al venderla al mundo entero la cosa se amortiza interesantemente.
Las actuaciones de los secundarios estaban muy logradas, eso sí, alguna de ellas de lo mejor que he visto en los últimos años en actuación clásica de ficción, junto con algunos momentos de ¨La soledad” del Jaime Rosales.
Así pues, para mi Mar Adentro es una peli que adormece (la conciencia) porque contribuye a mantener ese turbio tul de aturdimiento propio de la mirada simplona que se refugia en clichés.



Y ahora llegamos a Ágora.
A veces cuando te enteras de que una película ha costado 8 barbaridades y media y la ves te preguntas extrañadísimo ¨¿¡Dónde se los han gastado??¨ en Ágora esto no pasa, en todos los planos se ve dinero, pero además dinero bien gastado.

El espectador sabe en todo momento la solución a los dos enigmas que plantea la película: 1) ¿Qué variante del círculo rige el movimiento de los errantes? y 2)¿Cómo acabará esta história?
Así y todo el interés se mantiene, sobre todo debido a que Amenabar nos transporta a Alejandría y uno desconoce como es el día a día allí así que uno ignora que escena puede suceder a la anterior, esto hace que el espectador se encuentre inmerso siempre en el presente de la escena y se entretenga (a no ser que se aburra de recibir clases sencillas de astronomía o de ver gente peleándose, porque en la pelí vemos sobre todo esto)

La peli esta realizada con maestría, de modo impecable.

El tema de Ágora es que las creencias ciegan y esto no es algo que no sepamos pero la peli sí que nos recuerda hasta que extremo esto nos puede arrastrar.

Las creencias son como virus que hacen zombies y en el momento en que un zombie se infecta quiere infectar a los demás, de este modo al final el no infectado es el extraño (recuerdese el esplendido ¨Soy Leyenda¨ de Richard Mattherson)

Es mas, sin sonido la película podría parecer una pesadilla de terror en la que zombies leprosos vestidos de negro atacan la ciudad para infectar al resto.

Hypatia tiene los ojos en las estrellas.
Así que a su modo también esta ciega por dar en esos momentos mas importancia al diseño de Dios que a la confusión de los hombres.

El precepto también esta cegado por la creencia de ser fiel a sus creencias y no se le ocurre que tal vez arrodillado pueda mantener el respeto de la ciudad y defender así mejor a esa filósofa extraordinaria.

También el padre de Hypatia que da la orden que inicia el derrumbe del dominó lo hace en función de lo que el cree que debería ordenar un jefe de lo suyo, de una idea, no de su sentido real y natural como hombre.

Todos en esta película son esclavos de las creencias, de invisibles abstracciones mentales transitorias. Asociaciones complejas de dendritas con el poder de martirizar y confundir al hombre, como le sucede al perdido precepto.

Ni siquiera Hypatia misma se salva, ella también es esclava de sus ideas, no se le ocurre que no se puede luchar contra la locura de un pueblo (y mas después de ver lo visto) y que confesar en publico una creencia u otra no significa nada, solo defender el pellejo ante una manada de ciegos.



En estas cien criticas solamente en dos ocasiones he sentido curiosidad por leer otras antes de escribir la mía, la primera vez fue en Up y me sorprendió la tremenda unanimidad con la que todos la elogiaban, la otra ha sido esta y me ha sorprendido la dureza de la mayoría de los criticadores.

A mi Ágora no me apasiona ni me enamora en absoluto pero si me produce gran admiración, me parece un impresionante espectáculo muy bien realizado.
Esta claro que no cuenta nada que no sepamos pero si que nos recuerda el peligro de dejar a un lado a la persona y actuar solo mediante el personaje, el propio rol o papel, en este caso de creyente.

¨Creyente¨ me parece una palabra fea. Creer implica hacer fuerza para creer, implica de partida una falsedad. Yo sé que hay Dios porque veo el orden del cosmos, la magnitud de la creación y el implacable camino de evolución de la conciencia que es el leitmotiv de este aparente chiste que es nuestra vida. Sé que hay Dios porque uno eso lo sabe, a poco que abra los ojos, no porque crea en él.
Dios no existe, Dios ES.

Existir supondría aparecer como personaje dentro de un escenario.
Dios Es. Es el escenario mismo y todos los personajes.
Porque todo esta movido por la energía que emana de él.

Y por la misma razón me parece bien ser ateo, que es justo lo contrario, pero lo mismo en el fondo. Ser ateo es saber que no hay hombre con barba y con cuadro de mandos, Y esto, también es verdad.
Saber que hay Dios, esta bien. Creer que no hay Dios también. Dudar de manera oficial declarándose agnóstico es en principio algo cobarde, como dejar una cuestión fundamental en la retaguardia pero en realidad implica la valentía de reconocer que no todo necesariamente se tiene que saber, en cierta manera es un acto de humildad hermoso, así que bien.
Por el contrario ser creyente es uno de los caminos mas facilones que hay pero mientras te lleve a ser buena gente, esta bien.

Lo único que no esta bien es utilizar la religión (cuya raíz ¨religare¨ significa volver a unir¨ , en este caso al hombre con Dios) para imponer creencias a golpe de ostia forzada o cuchillo, utilizar a Dios para convocar el infierno en la tierra en honor a su nombre. Eso sí que es un pecado gigante.

Volviendo a Hypatia, es superficial decir, como he dicho antes, que Hypatia podía haberse salvado con mas visión, viendo que bautizarse en publico era simplemente un tramite para vivir, como lo podría ser comer o beber. Era solo un teatro que en ese momento urgía hacer, (si hoy la gente lo hace solo por lucir el traje de comunión o se casa para no pelearse con los padres, mas razón tiene hacerlo para conservar la vida)

Pero la verdad es que Hypatia era una mujer casada con la ciencia así que las ideas eran los ladrillos con los que construía su mundo. Difícil pues el fingir no tomarlos en serio.

La perspectiva de hoy nos hace ver que las creencias no configuran la esencia del hombre, son solo trapos malamente pegados a su personalidad. Pero lo vemos porque en el siglo XXI quien mas y quien menos ya ha bebido algo de oriente y sabemos lo que es Maya y lo que es meditar.

Sócrates, Hypatia y Jesús no podían hacer otra cosa que ser fieles a sus creencias.
Sacarlos de la vida publica era matar su modo de expresión y crecimiento.
Ellos sabían para qué habían nacido y que sin poder conservar esa esencia vivir apenas tenía sentido.

Hypatia no podría haber sido feliz, no podría haber vivido en el nuevo mundo que empezaba, apenas sobrevivido.

Y es que la película cuenta en definitiva nada mas y nada menos el modo en el que el ser humano dejó atrás una época de esplendor y se adentró en la oscura edad media.



.

1 comentario: