En cierto modo parece un western de hombres sin caballos en el desierto.
Egipcios e Israelis por fin se entienden, aunque hayan que recurrir para ello a un tercer idioma.
Entre Jarmusch y Kaurismaki este realizador encuentra su lugar y lo defiende con voz propia.
La estética de estos hombres con caras egipcias uniformados de celeste es muy potente.
La película es una joya, un precioso film delicado que a mi me enterneció profundamente y que debe ser disfrutado en su versión original para no diluir ni estropear su poética
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