Los Cronocrímenes

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante y detrás… un, dos, tres.
Esta película es un juego, es un poco como la yenka, un baile que una vez aprendido te deja llevar.
La película tiene una cosa sumamente interesante: aunque sea una historia sobre viajar en el tiempo al personaje de Karra Elejalde siempre lo observamos en el presente y esto nos hace tomar conciencia de que un ser humano muta a cada día, minuto y hora y que nosotros nunca somos el mismo que ayer o hace un rato. (Así pues a menudo ser mentalmente coherente con nosotros mismos puede significar incluso autotraicionarnos porque a cada instante nuestros intereses y necesidades mutan y es sano y sabio no ignorar este hecho.)
Por contrapartida el acompañar constantemente esa vivencia intensa del presente hace que debamos renunciar casi por completo al juego de intentar adivinar como seguirá o acabará la película, no obstante tras resignarnos descubrimos que esto nos sirve además como lección de atención al presente sin especulaciones ni fantasmas mentales.
Como puntos negativos los diálogos no son tan frescos y verdaderos como querríamos y resultan algo impostados, las actuaciones también pecan de algo parecido.
La peli tiene el mérito de resultar creíble con una producción de andar por casa y la lección de cómo construir un relato de ciencia ficción con cuatro actores, dos casas y el tramo que las separa, una máquina con botones y potenciómetros y poco más.
En resumen una decente propuesta de cómo hacer ciencia ficción con cuatro duros y aprobar el reto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario