Nevando Voy


Con una cámara de 5000 sauros y un presupuesto mínimo se puede hacer una película sobre la amistad en el trabajo y mostrar cómo a menudo sólo hace falta un puñado de detalles para diferenciar un guisado bueno de uno malo o un día bueno de un día malo.

Pero esta película habla de muchas mas cosas: de las relaciones que se crean entre la gente y de que cómo, al igual que ocurre en un cóctel mágico, a veces uno no sabe que ingredientes exactamente contenía aquella receta ni como recrearla de nuevo.

Esta peli es muy digna, lo que cuenta lo cuenta bien pero tiene además un valor añadido: mostrar a todos lo críticos/cineastas frustrados, como ahora un servidor, que para no hacer cine hoy las únicas excusas que valen son: no tener talento o no tener nada que contar o no tener suficientes ganas para hacerlo.




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