Lejos de la tierra quemada

La camarera no tiene sol y se encuentra vacía aún con hombres dentro.
El adolescente va a un extraño entierro donde todos odian al muerto.
Luego vemos cosas justo antes de que hayan ocurrido y otros trozos de después y vamos formando el puzzle dentro de la cabeza.
Todo esto me recuerda al instituto: un alumno escribe un relato ingenioso en el que juega a empezar muchas historias y luego cruzarlas.
O un profesor para que sus alumnos estén atentos da la información sesgada para que aquellos jueguen a engarzarla.
Y todo para que resolvamos la ecuación y nos sintamos listos.

Amores perros fue un milagro, un peliculón enorme, una tragedia griega trasladada a Ciudad de México. 21 gramos fue un experimento efectista y Babel fallaba en su pretencioso intento de obra magna pero estaba tan brillantemente realizada que se le podían perdonar sus aires de grandeza.

Después de ver Lejos de la tierra quemada sólo puedo decir que estoy muy cansado de la misma fórmula otra vez, que me parece mas difícil hacer una película lineal que a saltos y a cachos y que como broma ya no hace gracia y que ahora espero aún con mas ganas el Biutiful nuevo del Iñarritu y el Bardem. Pero la peli está bien y no puedo decir nada malo de ella, sólo que me aburre soberanamente porque a mi, personalmente, no me aporta ni belleza ni conocimiento. Sin embargo el engarce es ingenioso y a muchos espectadores les compensará esa gratificación de juntar pistas a modo de detective e ir descubriendo y entendiendo, poco a poco, las motivaciones y justificaciones de los personajes.

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