El pollo, el pez y el cangrejo real

La cocina es el arte de combinar alquímicamente los sabores con el fin de acercar mediante el paladar al hombre a la divinidad.
Cuanto mas depurado es el conocimiento intuitivo del artista menos giros innecesarios efectúa y mas se acerca como un rayo a la impecabilidad del genio.

Mozart y Velázquez, cada uno en su campo, son puntos extremos de esta conexión, el resto son diletantes, seres que avanzan a tientas, a ensayo y error con su bastón.

Aquí no se trata de ser el mejor artista del mundo en cocina sino el mejor jugador dentro de las reglas del concurso mas importante en este campo.


Para ganar el Bocuse d´Or, al igual que para ganar un Oscar, hay que darle al jurado conservador lo que este quiere, así que esta prohibido tanto innovar en exceso como aportar frescura y mirada nueva en el arte que se practica.


Partiendo de los tres ingredientes del título se elaboran los tres platos que van a ser juzgados. De manera cronológica asistimos a la preparación y posterior desarrollo de este evento.
La peli es sólo esto y resulta entretenida aunque sólo lo justo.

A uno se le despierta la curiosidad y se le hace la boca agua con los platos, eso sí.


Como cuando se juega al ajedrez con un rival de nivel el concursante español, que es al que seguimos, realiza un esfuerzo de atención y superación considerable que le lleva a indagar en sus propios límites, y que en este caso al alargarse la cosa durante meses por las caras y la manera de hablar que pone Jesús Almagro en algunos momentos parece casi cercano al umbral de la locura.


La imágenes estroboscópicas que optan por acelerar la presentación del pollo y de algunos momentos del concurso a mi personalmente me cansan como suele hacerlo cualquier efecto excesivamente mantenido de manera injustificada en una narración.


La peli en realidad no aporta conocimiento, solo información, pero despierta el interés sobre esta gente que elabora platos como si fueran científicos o inventores, a la búsqueda de estallidos de sabor que cautiven y embriaguen.

A mi me dieron envidia los jueces. ¡Que maravilla ser crítico o jurado gastronómico! A diferencia de las pelis profesionales los cocineros profesionales mantienen el listón de calidad muy alto y debe ser un autentico placer hasta catar los platos menos logrados. Eso sí que debe molar y no criticar pelis.





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