El hundimiento

Empecé a ver Valkiria pero no me creía esas caras de esos actores tan conocidos y tan americanos haciendo de militares en la alemania nazi y no la pude terminar.

Sin embargo en esta interesante peli mola mucho verlos cabreados hablando su propia lengua.


La cosa está acabada y el capitán lo sabe, pero no va a abandonar el barco.

Y no solo por la honra del gran almirante sino porque desde la cumbre se tiene el ego tan subido que se temen las incomodidades de dormir en una granja mientras uno huye con un porcentaje de éxito bastante bajo. Se teme además dar la cara después de haber jugado tan sucio tanto tiempo.


El tío Hitler (tiene sobrinitos) es un hombre íntegro que no da la mano a un traidor y sensible, al que le cuesta ver a un perro morir.

Y si no fuera por que la bestia habla en la mesa y se expresa con claridad uno acabaría creando empatía con uno de los demonios mas salvajes de la humanidad. Y esto es mérito del director y del actor por hacernos olvidar todas las veces que hemos visto una caricatura de este personaje y sentir que por primera vez quizás nos hemos acercado a la persona.


Es cierto que los débiles han de ser dejados atrás a la hora de producir (sobre todo si nosotros como jefes somos tan torpes como para no saber sacarles provecho), pero el objetivo de la humanidad, del hombre, es desarrollar conciencia, no producir, y esto Hitler no lo sabe. O mejor dicho no le interesaba saberlo, al igual que otros ¨grandes¨ pequeños, como aquí Franco, el tipo iba a la suya buscando el beneficio propio y de todos los que se arrimaran a la sombra que había creado e inventándose un mar de razones extrañas e indiscutibles para hacerlo, como el brujo de una tribu con seguidores y armas de fuego.


La actitud de un Cesar es infantil porque nunca ha encontrado muro donde rebotar su estupidez. Pero la de los que le siguen es tan extraña como la de seguir a uno que dice: ¨Seguidme porque yo la tengo mas larga¨ pero nunca se la saca.

Visto de lejos avergüenza pertenecer a una raza tan estúpida como la aria.


Antes se podía uno excusar en la ignorancia, como en el caso de la prota de esta peli o la Kate Winslet de El lector , pero como muy bien recuerda la persona real en la que esta basada la prota secretaria de esta peli: La juventud no es excusa para la ignorancia.


Y me atrevería a decir que ahora, con todo el acceso a la información que tenemos, es además vergonzoso, inadmisible, perezoso y estúpido por nuestra parte que alguien pueda continuar utilizando nuestro poder y potencial en beneficio propio.


Y estoy hablando no sólo de dictadores caducos, sino de gobernantes incompetentes, (como los de mi pueblo, sin ir mas lejos) y de multinacionales que hacen verdaderas atrocidades con el dinero con el que pagamos su falso maná a diario.


De la peli me gustó también la gran fiesta que los cautivos montan cuando saben que ya no hay esperanza que pueda mantener su circo de psicópatas uniformados, me recuerda la leprosería del Vizconde de Mediado de Italo Calvino. Y es que cuando todo esta perdido y la lucha contigo mismo y con otros ha acabado por fín te puedes relajar y empieza la diversión.


Rindámonos, joder, para que empiece la fiesta.

Y no esperemos que la vejez, la enfermedad o el fracaso nos alcance para regalarnos esta sabiduría.




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