Il divo

Giulio Andreotti como un Nosferatu tímido anda como si flotara en el aire, su caracterización y los forzados planos que buscan obsesivamente ser espectaculares desde el principio de la peli parecen sacados de un ejemplar del Comix.

Volviendo a los besos de la madre ( como en Ben-X ) Giulio nunca besó a su madre, quizá por ello tiene una seriedad de perro triste.


Todo transcurre entre la claustrofobia del poder y sus escenarios y en este juego la broma se alarga como un chicle perdiendo sabor, interés y gracia.

Mucha tinta para tan poco dibujo. La propuesta parece interesante pero en realidad detrás de las mascaras y las piruetas circenses de la cámara no hay nada: ni misterio, ni doble intención ni reflexión aguda sobre el poder.



No hay comentarios:

Publicar un comentario